EL MACIZO DE LOS URRIELES (2ª parte)

Son las 10:00 h del domingo 18 de octubre de 2009. Como la marcha no es muy compleja no ha hecho falta madrugar, además, mejor caminar con algún rayo de sol que caliente un poco la atmósfera.




La ruta de esta jornada completará la circular que comenzamos el día pasado cruzando el macizo de los Urrieles. En esta ocasión nos valemos del trazado del valle escavado por el río Duje. Que nadie se lleve a engaño... el camino no es tan accidentado como en la jornada anterior, pero una pendiente constante nos hará subir un desnivel de 1000 metros.



A ambos lados del valle se dejan ver formaciones caprichosas que, junto con el juego de luces, sombras y colores, confieren al paisaje un añadido espectacular.



Según caminamos hacia el sur, vamos atravesando la mole caliza, dejando a nuestra derecha el macizo central o de los Urrieles y a nuestra izquierda el macizo oriental o de Ándara. Tras unos 6 km de andadura, el angosto valle en V se va abriendo y el verde de las praderas gana terreno al gris de las abruptas laderas. Teniendo cuidado de no continuar bajando hacia el sur, tomamos el camino que poco a poco va girando hacia dirección suroeste. De continuar bajando iríamos a parar directos a la Ermita de Nuestra Señora de las Nieves, también llamada Ermita de la Santuca de Áliva.


Seguimos subiendo, esta vez sobre un perfecto y consolidado terraplén natural. No hay duda, ésta es la morrena de la que en el día anterior Víctor nos hablaba.



Esta morrena, de dimensiones considerables (mido unos 2 km sobre mapa), es la que conforma el relieve llamado La Llomba del Toro (me imagino las dimensiones de la lengua glaciar que formó esta mole de piedras y se me ponen los pelos de punta).


A los pies del cauce del río se observan restos de pequeñas explotaciones mineras, aparentemente abandonadas. Por lo que he leido, toda esta zona ha tenido una intermitente pero importante actividad minera (se extraía mineral para la obtención de plomo y cinc).

Al final de esta curiosa loma nos encontramos, en un cruce de caminos, con el refugio de Áliva. Curiosamente nos encontramos toda la instalación cerrada (suponemos que acabada la temporada de verano, a la empresa que lo gestiona no le será rentable mantener todo esto en funcionamiento... en fin). Es bastante grande y parece estar bastante bien cuidado, al menos el aspecto exterior.


A lo lejos, a los pies de las cumbres de Peñavieja y Peña Olvidada, se encuentra el Chalet Real. También nos lo encontramos cerrado. Según parece, en su origen, esta edificación fue ordenada levantar por la Real Compañía Asturiana de Minas, como residencia de los ingenieros; posteriormente sirvió como lugar de acogida del rey Alfonso XIII para la práctica de la caza del rebeco en estas tierras.



Y seguimos subiendo... llevamos unos 12 km andados y superado casi todo el desnivel. Ya queda poco para finalizar la ruta, pero los últimos kilómetros se hacen un poco duros ya que al cansancio acumulado en las piernas hay que sumarle un generoso sol atizando sobre nuestras cabezas y un incómodo sendero de piedras sueltas.


Un kilómetro de bajada hacia la estación superior del teleférico de Fuente Dé y la ruta está acabada. Cómo no hacer una última foto de las que a mi me gustan... ahí va:


Bueno, pues hecho está. Son las 14:00 h. Tras comer un poco nos espera el camino de regreso a Madrid... esta ruta sí que es dura.

Agradezco haber podido conocer este trocito de los picos de la mano de Rosalía, una persona muy especial y una compañera montañera con ganas de conocer y dar a conocer el mundo a los demás... ¿para cuándo la próxima compañera?...